Saltar al contenido
  • Roger 

NO ENCAJO EN

ESTE MUNDO

supera tu maltrato infantil - no encajo mundo, impotencia, inadecuado, indignidad, indigno, injusticia, integración, invalidez, merecimiento, miedo, niño interior, patrones, personalidad, protección, rechazo, separación, trauma, validación, vergüenza, vulnerabilidad

Cuando tengo esta sensación suelo sentirme desconectado de todo y de todos. Más allá de las emociones que se asocien a dicho sentimiento, al creer esto puedo terminar convenciéndome de que el mundo está en mi contra, o tal vez que nada tiene ningún sentido. Sin embargo, es importante recordarnos que todo esto sí tiene un sentido: estamos interpretando la vida desde una herida muy profunda, la del rechazo.

No es nada extraño tener esta impresión sobre uno mismo y el papel que jugamos en este planeta, o las expectativas que tenemos respecto a qué podemos aportar a la vida. Cuando nos sentimos excluidos o rechazados, o tenemos la sensación de que no encajamos, o que somos raros o diferentes, básicamente estamos sintiéndonos separados del resto del mundo.

Suele ocurrirnos, además, que dicha sensación viene acompañada con la creencia de que esto solo nos pasa a nosotros; que los demás están plenamente integrados y viviendo en absoluta armonía y hermandad.

A lo largo de mi vida recuerdo infinitud de instantes en que me sentí rechazado; la mayor parte de las veces dicho dolor se mezclaba con el miedo y la vergüenza de otras heridas similares, como la de la humillación, la injusticia y el abandono. El pánico a ser negado o rechazado me llevaba a silenciar mi voz en grupo, lo que me llevaba a sentirme más humillado y avergonzado, alejándome incluso más de la gente.

Estaba convencido de que no me escuchaban y, por lo tanto, yo no le importaba a nadie… Desde ahí, cuando algún día me cargaba de valor y me permitía expresarme, lo hacía con la absoluta predisposición a que me interrumpieran o ignoraran, con voz baja y sin ninguna fuerza, sin siquiera escucharme yo a mi mismo al hablar. Por supuesto que, partiendo de ahí, me sentía rechazado una vez tras otra.

supera tu maltrato infantil - no encajo mundo, impotencia, inadecuado, indignidad, indigno, injusticia, integración, invalidez, merecimiento, miedo, niño interior, patrones, personalidad, protección, rechazo, separación, trauma, validación, vergüenza, vulnerabilidad

APRENDIENDO A RECHAZARNOS

Cuando era pequeño recuerdo que hablaba mucho; no sé si lo hacía constantemente, pero el recuerdo teñido de la información que he recibido posteriormente, sugería que «no callaba nunca«. La consecuente etiqueta de ser un «pesado» que «no me callaba ni debajo del agua«, quedó de alguna manera grabada en la imagen que establecí sobre mi mismo. Asociado a ello, probablemente germinó la idea de que aquello que decía «no era interesante» y, por consiguiente, tampoco merecía espacio.

A raíz de ello, quizás me convenciera de que no tenía nada importante que aportar, quién sabe… Lo cierto es que me creí que lo mío no importaba ni valía suficiente como para ser expresado. Y mi entorno pareció estar de acuerdo con esa impresión. Sin percatarme de la opinión que guardaba yo sobre mi mismo, empecé a captar los posibles juicios que el mundo había establecido sobre mi.

supera tu maltrato infantil - no encajo mundo, impotencia, inadecuado, indignidad, indigno, injusticia, integración, invalidez, merecimiento, miedo, niño interior, patrones, personalidad, protección, rechazo, separación, trauma, validación, vergüenza, vulnerabilidad

Para no penetrar en mi dolor terminé creyendo que todos eran unos egoístas egocéntricos que solo querían hablar y que les atendieran; pero, en cambio, nadie estaba dispuesto a atenderme a mi. La responsabilidad por lo que me ocurría estaba, obviamente, en los demás.

Aunque, para cuando empecé a tomar responsabilidad de mis dificultades y mis heridas, de repente toda la culpa se giró sobre mi, lo que me llevó a sentirme todavía más indigno e inadecuado. El juego de la culpa es siempre el mismo, se dirija hacia fuera o se ensañe hacia adentro: invalida, duele, niega y nunca sana.

Cada uno tenemos nuestra forma singular de sentirnos rechazados… Quizás creamos que nos ignoran, que no nos escuchan o nos tienen en cuenta, que no nos ven y nos sentimos invisibles, que no nos comprenden o que no le importamos a nadie, o también que hagamos lo que hagamos, nada es suficiente y siempre nos acaban rechazando. Podríamos percibir que caemos mal a otras personas, que nos etiquetan y juzgan allá donde vamos, o que no nos respetan e invaden nuestro espacio.

Quizás esta vivencia nos conecte con la rabia, la injusticia y la impotencia; o puede que me lleve al miedo, la vergüenza o una extrema invalidez. Es, de hecho, una ahogadora tristeza la que suele ocultarse debajo de todas las otras emociones que acostumbran a tapar y proteger nuestra herida. La pena de no ser adecuado ni suficiente, aunque demasiado a menudo se mezcla con la culpa o vergüenza de sentirme indigno.

INFANCIA DE SEPARACIÓN

Generalmente, cuando desarrollamos una herida de rechazo es porque en nuestra infancia tuvimos alguna importante experiencia (o varias de ellas) en la que nos sentimos excluidos, negados, juzgados o cuestionados a un nivel energético y de identidad.

De alguna manera, nuestro aprendizaje interno incluye la percepción de que algo es erróneo o inadecuado en nosotros: tanto si se centra en una parte concreta como si implica todo lo que somos o representamos, integramos la semilla de la indignidad por ser como somos.

En definitiva, experimentamos algún tipo de rechazo y, debido a nuestra vulnerabilidad y absoluta fe en las percepciones y opiniones de los adultos que nos rodean, lo interpretamos como una demostración de que hay algo malo en nosotros o nuestra forma de ser.

A esas edades, no somos capaces de cuestionar la visión y los juicios de nuestros padres o tutores; simplemente nos creemos sus opiniones como certezas incuestionables, e integramos tanto lo que ellos consideran deseable como lo que juzgan descartable.

supera tu maltrato infantil - no encajo mundo, impotencia, inadecuado, indignidad, indigno, injusticia, integración, invalidez, merecimiento, miedo, niño interior, patrones, personalidad, protección, rechazo, separación, trauma, validación, vergüenza, vulnerabilidad

Y a partir de entonces, comenzamos a relacionarnos con el mundo desde esos nuevos límites: la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto ya se ha establecido en nuestra conciencia. Ser una buena persona significa regirnos por cumplir con lo deseado y continuar negando lo rechazado; solo así creemos que podremos recibir la aprobación y el afecto de nuestro entorno, al mismo tiempo que sorteamos el dolor de nuestra herida.

Es posible que, a partir de ello, desarrolláramos estrategias particulares para hacer frente a dicha herida y tratar de evitar entrar en su dolor. El aislamiento, revestido de la creencia de ser muy independientes y no necesitar a nadie, sería solo una de ellas.

supera tu maltrato infantil - no encajo mundo, impotencia, inadecuado, indignidad, indigno, injusticia, integración, invalidez, merecimiento, miedo, niño interior, patrones, personalidad, protección, rechazo, separación, trauma, validación, vergüenza, vulnerabilidad

Quizás el recurso que aprendimos y nos sirvió fue convertirnos en una persona siempre amable y complaciente, con la esperanza de que, si nosotros aceptábamos e incluíamos a todo el mundo, también ellos nos aceptarían.

O incluso podríamos haber asimilado el mecanismo de la culpabilización, a través del cual descubrimos cómo hacer sentir mal al otro para evitar que nos rechazara, y desde la culpa asegurarnos por lo menos que el vínculo se mantuviera.

CREENCIAS QUE AGREDEN

Cuando creemos que no encajamos, o que el mundo nos rechaza, sentimos también que no somos dignos ni merecedores. A esa desgarradora y anuladora sensación lo acompañan multitud de pensamientos y creencias limitantes que, como patrones de autoagresión, son los que le dan forma y validez a nivel experiencial en nuestro día a día.

Por supuesto que cada uno tenemos nuestro propio sistema de creencias, que habremos de explorar y revisar, pero hay una serie de pensamientos que suelen resonar con esta idea:

«Estoy mal hecho«. «Hay algo malo en mi«. «No lo merezco» o «Me lo merezco«. «Debería ser así o asá«, «tendría que…«, «hay que ser…«. «Soy invisible«, «nadie me escucha«, o «nadie me entiende«, o «no le gusto a nadie«. «Todo el mundo tiene amigos (o lo que sea…) menos yo«, «no valgo para nada«, «odio a la gente«, «la gente es egocéntrica«, «todos son unos… interesados«. «Mejor estar solo/a«, «no necesito a nadie«, «la gente me aburre«. «Estoy solo/a en el mundo«, «nadie me quiere«, «a nadie le importo«, etc.

supera tu maltrato infantil - no encajo mundo, impotencia, inadecuado, indignidad, indigno, injusticia, integración, invalidez, merecimiento, miedo, niño interior, patrones, personalidad, protección, rechazo, separación, trauma, validación, vergüenza, vulnerabilidad

Todas estas ideas o creencias, tanto respecto a uno mismo como sobre nuestro entorno, nos llevan a sentirnos separados, aislados o rechazados. Ya sea como resultado de nuestro rechazo al mundo y la sociedad que nos rodea, como hacia nosotros mismos y nuestra capacidad para ser amados o aceptados tal y como somos. Podemos decir que, en cierto nivel, ambas cosas son, de hecho, lo mismo.

Cuando soy «víctima» del rechazo, estoy convencido de que alguien me puede rechazar. Pero, por extraño que nos parezca, eso es imposible a menos que yo haya aprendido antes a rechazarme a mi mismo. Así como no puedo sentirme aceptado o amado salvo si empiezo a aceptarme y amarme yo internamente, lo mismo ocurre con cualquier otra herida.

DE DENTRO A FUERA

Cuando experimento y sufro el rechazo es porque, sin darme cuenta, estoy agrediéndome a mi mismo con una invalidación muy profunda: me he creído que hay algo malo en mí y, por lo tanto, he comprado el argumento de que merezco dicho rechazo.

Esto en un primer momento puede parecer un sinsentido; por supuesto que a nadie se le ocurriría considerar como autoagresión cuando un niño o niña padece el rechazo de sus padres o de otros niños (y existen rechazos de muchos tipos e intensidades). Pero es precisamente a través de dicho trato que aprendemos a tratarnos a nosotros mismos en el futuro: si el entorno nos agrede y maltrata, lo que aprendemos es a agredirnos y maltratarnos. Este es el tipo de relación que adquirimos e integramos.

supera tu maltrato infantil - no encajo mundo, impotencia, inadecuado, indignidad, indigno, injusticia, integración, invalidez, merecimiento, miedo, niño interior, patrones, personalidad, protección, rechazo, separación, trauma, validación, vergüenza, vulnerabilidad

Tengo la impresión de que necesito que el mundo me acepte, para, sintiéndome ya aceptado, disponerme yo a aceptarlo; no obstante, es justo lo opuesto: si no aprendo a amarme yo, nadie me dará lo que yo no tengo. Básicamente porque, aunque el mundo me aceptara, si yo sigo creyendo que merezco el rechazo seré incapaz de aceptar su amor o compasión.

Cuando me sentía ignorado en grupo, y me veía incapaz de expresarme porque «nadie me escuchaba«, lo que estaba ocurriendo era que, en primer lugar, era yo el que no me estaba escuchando. Me ignoraba a mi mismo, temiendo sentir mi herida, expresándome desde el dolor de la indignidad…

Trataba de huir del rechazo y deseaba la atención y aprobación externa; pero, a nivel inconsciente, anhelaba también que nadie me atendiera para continuar percibiéndome a mi mismo desde el rechazo. Porque era así como, sin darme cuenta, me estaba rechazando a mi mismo. Porque era así como yo me conocía e identificaba a mi mismo: es porque una parte de nosotros se siente cómoda con la herida, que continuamos alimentándola y reforzándola en secreto.

Pero era precisamente a través de esta dolorosa vivencia como la vida me estaba preparando para aceptarme tal y como era.

El auténtico aprendizaje va de dentro a afuera, y no al contrario. Pero, para ello, necesito antes reaprender a percibirme desde otro punto de vista.

supera tu maltrato infantil - no encajo mundo, impotencia, inadecuado, indignidad, indigno, injusticia, integración, invalidez, merecimiento, miedo, niño interior, patrones, personalidad, protección, rechazo, separación, trauma, validación, vergüenza, vulnerabilidad

INTEGRAR EL RECHAZO

¿Qué es lo que ocurre cuando rechazamos? Tanto si es a otro, como a nosotros mismos, siempre ocurre lo mismo: nos desconectamos del amor, y enfocamos la vida desde el miedo o la culpa. Desde nuestra Capa de Protección, empleamos las estrategias o mecanismos necesarios para evitar que nadie dañe de nuevo nuestra herida. Si tenemos pánico a volver a sentir el profundo dolor del rechazo, haremos lo posible para tratar de controlar la situación y que esto no ocurra.

Sin embargo, es precisamente eso (entrar en la herida) lo que terminamos provocando. Al rechazar al mundo para que no me rechace, lo que siento es rechazo y miedo; una parte de mi sigue pensando que al obrar así, conseguiré cierto amor o compasión externa, pero lo que ocurre es justo lo contrario: como estoy rechazando (a mi o al mundo) estoy distanciándome de lo que soy yo, y lo que es mi presente. Es decir, estoy oponiéndome y resistiéndome a lo que es la vida aquí y ahora.

Me he cerrado al amor y la aceptación.

supera tu maltrato infantil - no encajo mundo, impotencia, inadecuado, indignidad, indigno, injusticia, integración, invalidez, merecimiento, miedo, niño interior, patrones, personalidad, protección, rechazo, separación, trauma, validación, vergüenza, vulnerabilidad

Pero el amor empieza siempre por uno mismo… aunque a veces necesitemos de otros para recordárnoslo.

Es cuando me centro en lo que me estoy dando o quitando a mi mismo que puedo abrirme a la sanación y el crecimiento; y no cuando me enfoco en lo que el mundo me impide o me quita, opción que me encadena a la impotencia, la culpabilidad y la queja.

Es cuando me pregunto si me estoy escuchando o ignorando a mi mismo, o si me miro, si me doy cariño o me presto atención; si me hablo bien o me insulto, si me miro y me atiendo o me olvido de mi; si pongo a los demás siempre por delante, y respetarme a mi lo dejo quizás en último lugar… Es si me acepto en mis partes heridas o sensibles, en lugar de juzgarme por ellas.

CULTIVANDO MI ACEPTACIÓN

Es ahí donde aprendo a quererme a mi mismo, a reconciliarme con esos lugares de confusión, vergüenza o dolor… Es entonces cuando comprendo que era conmigo que me había peleado, y no con el mundo; que era a mi a quien estaba rechazando en primer lugar.

Que esa culpa, vergüenza o indignidad que me llevaban a querer aislarme o invisibilizarme, eran en verdad mías… Y que abrazar todas esas profundas heridas tan solo dependía de mi, si quería abrirme a explorar mi vulnerabilidad.

supera tu maltrato infantil - no encajo mundo, impotencia, inadecuado, indignidad, indigno, injusticia, integración, invalidez, merecimiento, miedo, niño interior, patrones, personalidad, protección, rechazo, separación, trauma, validación, vergüenza, vulnerabilidad

Toda vivencia de separación es una oportunidad para cultivar la unión. Igual que cualquier herida de rechazo es un canal para celebrar la más plena aceptación.

Y quizás este movimiento de unidad no se inicie hacia el exterior, sino hacia uno mismo. No puedo pretender que el mundo me acepte, cuando yo reniego de él; pero aún es más improbable que ese mundo me ame, cuando soy yo el que me niego a amarme de forma incondicional. Es de vital importancia comenzar a abrazar y reconciliarnos con esta parte rechazada que reside dentro de cada uno de nosotros.

Porque cuando dejo de rechazarme a mi mismo, dejo de sentir el rechazo.

Porque cuando empiezo a amar incluso mi herida y mi rechazo, lo que estoy aprendiendo a amar es a mi mismo.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Responsable: Roger Giménez Roig.
Finalidad: La finalidad de la recogida y tratamiento de los datos personales que te solicito es para gestionar la consulta o los comentarios que realizas en este blog.
Legitimación: Tu consentimiento explícito de que quieres recibir esta información.
Destinatarios: Los datos que me facilitas están en mi servidor de web y email OVH y en los servidores de Google Drive, todos ellos cumplen con la RGPD.
Derechos: Podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y suprimir los datos en roger@amatutrauma.com así como el derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control.

Abrir chat
1
Bienvenid@ 🙏
Si puedo ayudarte en algo, no dudes en preguntármelo. ¡Gracias!