NEGAR LA MITAD DE LA VIDA
Nuestro único problema es que no queremos vivir la mitad de nuestra vida. Puede parecer duro e incómodo de escuchar, pero si somos honestos con nosotros mismos podemos darnos cuenta de cuánta verdad reside en esta afirmación. Cuando rechazamos la mitad de lo que vivimos, rechazamos también la mitad de lo que somos.