UNA MIRADA AMOROSA
Antes de aprender a mirarnos con más amor, a menudo necesitamos recordar primero que esa mirada existe fuera, en ese mundo que nos parecía tan injusto, aterrador y violento. Una vez nos reconocemos en esa mirada externa, y reconocemos que existe alguien en el mundo que puede vernos sin juicios de ningún tipo, ya hemos comenzado a conectarnos con nuestra propia mirada interna.